LAPUTA - EL CASTILLO EN EL CIELO (Tenkû no shiro Rapyuta)



AÑO: 1986
DIRECCIÓN Y GUIÓN: Hayao Miyazaki
PRODUCCIÓN: Isao Takahata, Toshio Suzuki
B.S.O: Joe Hisaishi
PERSONAJES: Sheeta, Pazu, Muska, Dola y su banda, robots laputianos, abuelo Pom, jefe de Pazu...

"Si uno ha construido castillos en el aire, su tarea no se perderá, porque ahí están bien edificados. Que tan sólo ponga ahora los cimientos bajo esos castillos". (H. D. Thoreau)

“Esta es la fotografía que mi padre tomó. Aunque Swift escribió sobre Laputa en Los Viajes de Gulliver, eso era solo una historia. ¡Pero mi padre la vio con sus propios ojos!” (Pazu)

INTRODUCCIÓN
Tras reunir los medios necesarios para la fundación de Studio Ghibli gracias al éxito cosechado con su brillante Nausicaä del Valle del Viento, Hayao Miyazaki y su equipo volverían a sorprendernos con Laputa - El Castillo en el Cielo, oficialmente reconocida como primera película del ya mítico estudio de animación. Rompiendo con la tónica imperante del momento y la proliferación cada vez mayor de la animación por ordenador, Miyazaki y sus socios y amigos, Toshio Suzuki e Isao Takahata (Heidi, Ana de las tejas verdes o Marco, de los Apeninos a los Andes), apostaron por un género poco explotado, embarcándose en esta aventura animada repleta de altas dosis de magia, una pizca de sensibilidad y cantidad suficiente de mimo que no en vano dejarían patente en obras posteriores.


Desde un principio, el director japonés tenía claro que en su peculiar versión de La Isla del Tesoro no había cabida para manidas fórmulas de castillos en el espacio, en el mar o en una isla al uso, sino que tal como él mismo afirmaría: “Para mí no existe el modelo antiguo de una isla inhabitada y perdida en el mar, ya todos emplearon el mar y el espacio, así que me encontré con un castillo y busqué un lugar donde nadie pudiera encontrarlo, poniéndolo así en una isla flotante en medio del cielo”.



Así pues, nos hallamos de nuevo ante un evocador universo de celuloide plagado de magia, un mundo de ensueño donde confluyen todos y cada uno de los rasgos inconfundibles a los cuales sensei Miyazaki nos tiene acostumbrados, desde su heroína protagonista o su amor por la naturaleza, a su universo de fábula o esa pasión por la aviación patente en cada una de las escenas aéreas y los artilugios voladores que aparecen en el film. Tampoco podía faltar en este singular mundo salido de la fértil imaginación del genio nipón, una inolvidable historia de aventuras, amor y amistad, rociada con grandes dosis de acción, acción propiciada en gran medida por unos villanos más entrañables que realmente malvados. Todo esto, salpicado con unos sutiles toques de humor, hacen de El Castillo en el Cielo, un auténtico deleite para los sentidos.


Y entre las numerosas escenas de acción vertiginosa, surgen algunas secuencias de una belleza tan sublime como onírica, ya sea en forma de estanque feérico que oculta en su seno los restos de una ciudad sumergida bajo las aguas o en esa profunda reflexión sobre la naturaleza y la evolución cuando un gigantesco robot demuestra ser “más humano que los propios humanos” al salvar a un nido de papamoscas de ser aplastado o cuidando con un mimo indescriptible del desolado a la par que bucólico jardín. Instantes de una belleza tan abrumadora que nos atrapa en ese mundo fantástico y dan como resultado un poema visual repleto de significado como sólo Studio Ghibli es capaz de componer, con universos de fábula que asemejan nuestra realidad, historias donde las féminas son heroínas, los cerdos, pilotos de aviones, los mapaches poseen gigantescos genitales mágicos (kin tama) que emplean a modo de tambor o un icónico y enorme espíritu del bosque se convierte en el mejor amigo de unas niñas.


Todo ello aderezado con la exquisita banda sonora a cargo del siempre magistral Joe Hisaishi, da lugar a infinidad de momentos sublimes que nos transportan a mundos idílicos e invitan a recapacitar. Alegoría inequívoca de la extraordinaria calma precedente de una tempestad de sensaciones que nos envuelven en este magnífico filme del gran artífice de sueños que es Hayao Miyazaki.


SINOPSIS 

En un desesperado intento por huir de sus captores, la joven Sheeta se cruza en el camino de Pazu (o mejor dicho, ésta le cae del cielo), un huérfano minero que desde entonces, tratará de protegerla a toda costa. El destino de ambos, dará un giro desde ese día al descubrir que no sólo están unidos por su estado de orfandad, sino entre otras cosas, por la codiciada piedra mágica que Sheeta posee y el principal motivo de su huida. Sueños por cumplir heredados de sus progenitores y plagados de reinos imaginarios o fortalezas voladoras, llevarán a nuestros jóvenes protagonistas a embarcarse en esta singular aventura, una suerte de viaje iniciático donde hallarán su propia identidad, unida desde tiempos pretéritos a la de la legendaria Laputa, una isla flotante oculta en el cielo por nubes durante cientos de años (quizá miles) y concebida por una enigmática civilización extinta. Laputa, custodia de secretos ignotos, fortaleza inexpugnable que alberga celosa entre sus entrañas conocimientos ancestrales y más de una sorpresa. Pero para llegar hasta ella, deberán lidiar con un villano de más que dudosas intenciones y con una banda de piratas muy peculiar...


1. DONDE NACE LA INSPIRACIÓN...


Los Viajes de Gulliver (Jonathan Swift)
Buena parte de la inspiración que Miyazaki necesitaba para dar a luz una obra como El Castillo en el Cielo, la halló en uno de los episodios de Los Viajes de Gulliver, de Jonathan Swift en el que Gulliver encuentra una isla flotante con base de diamante llamada Laputa. Los laputianos estaban tan interesados en el desarrollo científico y tecnológico, que lograron construir una ciudad - fortaleza la cual se desplazaba por el cielo mediante propulsión magnética (interacción entre un imán enorme ubicado en su centro y la Tierra).

“De repente, se hizo una oscuridad muy distinta, según me pareció, de la que se produce por la interposición de una nube. Me volví y percibí un vasto cuerpo opaco entre el sol y yo que se movía avanzando hacia la isla. (...) Difícilmente podrá concebir el lector mi asombro al contemplar una isla en el aire habitada por hombres que podían, por lo que aparentaba, hacerla subir y bajar o ponerse en movimiento progresivo a su antojo...” (Los Viajes de Gulliver, Johnathan Swifft)

Ramayana
Muska llama al fuego de Laputa “la flecha de Indra en el Ramayana”. Ramayana es una saga épica hindú, escrita en el siglo IV A.C. que cuenta la historia del príncipe Rama y su esposa, Shita. Indra es el dios que rige sobre el trueno y la lluvia y manda rayos denominados “la flecha de Indra” para castigar a los humanos.


Paronella Park
Un parque temático, cuyo elemento central es un precioso castillo construido por José Paronella en Mena Creek, al norte de Queensland (Australia). El tema musical utilizado en el filme durante los títulos de crédito, se empleaba también durante las visitas nocturnas.

Este lugar fue clave como inspiración de Miyazaki a la hora de diseñar Laputa. No es de extrañar, pues la historia de este tristemente desconocido creador de sueños y de su parque propio de cuento de hadas, bien merece ser conocida.



Gales
Aunque el film se desarrolle en un país imaginario, para recrear el poblado en el que vive Pazu Miyazaki se inspiraría en una villa minera galesa que visitó en 1984. Según declararía a posteriori a The Guardian: “Estuve en Gales justo después de una huelga de mineros. Admiro realmente la forma en la que los sindicatos mineros lucharon hasta el final para defender sus puestos de trabajo y quería reflejar la fuerza de esas comunidades en mi película. Admiro a aquellos hombres y el modo en que lucharon para salvar su modo de vida, igual que hicieron los mineros del carbón en Japón. Mucha gente de mi generación ve en los mineros a un símbolo; una especie de guerreros que ya no existe”
Estos hechos le conmovieron tanto que hizo añadir la escena en la que el jefe de Pazu lucha con los piratas (elemento clave dentro del subgénero de comedia slapstick, cuyo recurso fue empleado anteriormente por Miyazaki en Conan y Lupin III o Porco Rosso a posteriori). Como guiño a todos aquellos sucesos, podemos observar un cartel en la habitación del jefe de Pazu.


Superman (Fleischer Studios) y Adiós, querido Lupin
Los robots que pueblan Laputa están inspirados en los que aparecían en la versión de Superman de los hermanos Max y Dave Fleischer (Monstruos Mecánicos), aunque el diseño es original de Miyazaki. También guardan un gran parecido con el robot que aparece en "Saraba Itoshiki Lupin yo" (Adiós, querido Lupin), el último episodio de la segunda temporada del anime de Lupin en 1980. Este capítulo fue el último escrito y dirigido por Miyazaki y marcó su despedida del personaje.
En la terraza del Museo Ghibli (Mitaka, Japón) existe una réplica exacta a tamaño natural de uno de estos robots.


Enclaves de ficción vs Laputa


- La Ciudad del Sol (Tommaso Campanella): Análogamente a Laputa, la Ciudad del Sol está formada por varios niveles principales y rodeada por murallas concéntricas (cada una de ellas dedicada a un planeta) coronadas a su vez por torres cilíndricas y rematadas con cúpulas. En la cúspide hallamos el elemento central, protegiendo la esencia espiritual de la ciudad: el templo consagrado al astro rey en La Ciudad del Sol y el vivero de los árboles en Laputa. Asimismo, la presencia de canales de agua y columnas griegas de Laputa, nos retrotrae a la Atlántida de Platón* (modelo de la obra de Campanella por su República) y la esfera sobre la cual se asienta, representa tanto a la Tierra como al cosmos. En su interior, el núcleo central es un octaedro azul, uno de los cinco sólidos platónicos y fuente de energía que permite a Laputa mantenerse en el aire. Y ya para concluir, recordar que en ambas ciudades existía una sociedad ideal cuyo mando se hallaba en manos de eruditos o sacerdotes y las técnicas mágicas y astrológicas poseían gran relevancia.


- La Torre de Babel (Pieter Brueghel): Desde el punto de vista iconográfico, Laputa evoca a la Torre de Babel, lienzo tomado a su vez de la Ciudad del Sol de Campanella.


­- Utopía (Tomás Moro): Al igual que Laputa, Utopía era una isla que disponía de ciudades donde se fomentaba la investigación científica, la tecnología y los estudios de todo tipo y cuyo modelo de sociedad promovía principios pacíficos, filosóficos y políticos ideales.


- Arcadia: Como si de un artista renacentista se tratase, Miyazaki pinta un idílico lienzo de celuloide jalonado, no ya de bellas ninfas, sino de personajes arrolladores y paisajes paradisíacos, una suerte de Arcadia de la actualidad donde los rascacielos se asemejan a vasijas de piedra de estilo retro y donde antaño reinaba la felicidad, la sencillez y la paz en un ambiente habitado por una población de pastores que vivía en comunión con la naturaleza.


2 ...  Y BEBE LA CREACIÓN



Lupin III. El Castillo de Cagliostro y Conan, el niño del futuro

Existen numerosas analogías entre El Castillo en el Cielo y otras obras de Miyazaki como Lupin III. El Castillo de Cagliostro (por ejemplo, entre el personaje de Muska y el Conde de Cagliostro) o Conan, el niño del futuro (serie de 26 capítulos del propio Miyazaki emitida 8 años antes). En relación a Conan vs El Castillo en el Cielo, aunque su trasfondo es muy distinto, poseen algunos puntos en común que podemos ver reflejados en los siguientes ejemplos:

- El gran parecido entre Sheeta y Pazu (El castillo en el cielo) con Conan y Lana (Conan, el niño del futuro).


- En ambas obras aparece una enigmática jovencita perseguida con motivo de un secreto que el resto desconoce. En Conan, Lana guarda celosamente el enigma de la energía solar, imprescindible para la supervivencia humana, mientras que en el Castillo en el Cielo, Sheeta posee un colgante mágico que sólo ella es capaz de activar.


- Tanto Conan como Pazu se convierten en protectores y salvadores de ambas protagonistas.


- Muchos de los personajes de serie y película comparten idéntico papel y similar idiosincrasia, ya sean Mushka vs Lepka o la banda de Dola vs Capitán Dyce.


ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES (¡ojo, puede contener spoilers!):


Según se comenta en el libro “The Art of Laputa”, Miyazaki barajaría en un borrador inicial de la película la posibilidad de incluir una historia de su imaginación en la que Platón era autor de un hipotético Libro del Cielo, el cual formaba parte de la geografía perdida de la humanidad. En esta obra, la isla flotante tomaba el nombre de Laputatilis, una suerte de Atlántida construida por una civilización sumamente desarrollada para huir de la guerra. Sin embargo, sus habitantes se volvieron tan dependientes de la tecnología que la enfermedad diezmó a la mayoría de la población. Algunos de los supervivientes volvieron a la tierra y Laputa fue abandonada.


Teniendo siempre en cuenta la fuente original, evitaremos incurrir en un error frecuente en numerosas páginas que dan por hecho la existencia del susodicho Libro del Cielo y redundan en que éste fue escrito por Platón (ya sea por desconocimiento o confusión propiciada por la cantidad de referencias al filósofo griego que aparecen en la película y que ya fueron citadas anteriormente*). Algo harto improbable a no ser que el ilustre filósofo lo hubiera escrito desde un universo paralelo. Pese a todo, tampoco hay que descartar la posibilidad de que el sabio Miyazaki-sensei posea conocimientos ignotos para el resto de la humanidad los cuales nos pondrían sobre la pista del auténtico origen de Laputa. Quizá incluso viviese in situ los acontecimientos que dieron origen a la isla flotante, como si de la reencarnación del Amenophis IV de nuestro siglo en el Egipto faraónico se tratase (A.k.a J.A. Cebrián), ¿por qué no? todo es posible para un genio de su calibre.


Especial atención merece el susodicho episodio de Los Viajes de Gulliver que en su día originase cierta controversia en nuestro país en cuanto a la fonética se refiere. Si en determinadas ediciones en castellano de la novela de Swift llaman al castillo Lupata o Lapuda, en un primer doblaje de El Castillo en el Cielo, el nombre de Laputa fue sustituido por el de Lapuntu. Sin embargo, en un doblaje posterior la mítica isla flotante conserva su nombre original. Huelga decir que Miyazaki desconocía las connotaciones de esta palabra en español, todo lo contrario que Jonathan Swift, quien optó por el nombre de Laputa a modo de sátira hacia cierto sector británico del más rancio abolengo, como si de una alegoría a la explotación por parte de la Pérfida Albión hacia la Irlanda del siglo XVIII se tratase.


El nombre de Sheeta se escribía originalmente Shita, pero acabó cambiándose debido a la similitud con un término tan malsonante en inglés como “shit”.


Según Miyazaki, escribió Laputa como una “novela de ciencia ficción de finales del siglo XIX”. De ahí esa ambientación atemporal entre steampunk y retrofuturista.


Tras el estreno de la película, se adaptó la historia a una novela escrita en 1986 por Osamu Kameoka e ilustrada por el propio Miyazaki; “Shousetsu Tenkuu No Shiro Rapyuta Zenpen / Kouhen” (La Novelización de Laputa: El Castillo en el Cielo, Volumen 1 y 2).


Existen diferentes versiones del filme con alguna que otra variación. La más evidente fue el cambio de la partitura original por otra orquestal cuyo autor sería también Joe Hishaishi, pero además los diálogos y hasta el subtitulado sufrieron modificaciones. En relación a la BSO, decir que el tema principal aparece en los títulos iniciales acompañando una secuencia de antiguos grabados futuristas (los cuales nos recuerdan a Nausicaä) y reaparece al final cantado con una letra del propio Miyazaki. Igualmente obvias resultan ciertas similitudes entre esta BSO y la de Nausicaä, tanto en las melodías más clásicas, como en aquellas en las que se ha empleado el sintetizador.


Uno de los guiños inconfundibles de Ghibli que viene siendo habitual en sus películas, es la aparición de personajes propios en otras obras del mismo estudio. En el caso que nos ocupa, son las ardillas - zorro (kitsune risu) que corretean sobre el robot en la isla de Laputa las que llaman nuestra atención, clara alusión a la mascota de Nausicaä del Valle del Viento.


Si algo resulta fascinante en El castillo en el cielo, es la avanzada tecnología aérea, tanto los aparatos voladores con toques futuristas ideados por el propio Miyazaki, como los de diseño más davinciano e incluso algunos que recuerdan a la tecnología desarrollada por Verne.


Dado que Miyazaki es admirador del armamento militar alemán y británico, se inspiró en ambos para diseñar también los de Laputa. Así, mientras uniformes, medallas, granadas y el zeppelin Goliat, están basados en los alemanes de la 2ª Guerra Mundial, el atuendo de los civiles, el uniforme del coronel Muska, su propio arma y las de sus agentes o las de los soldados del ejército, están inspirados en los británicos.

En un momento determinado, Dola comenta que Sheeta le recuerda a ella cuando era joven (de hecho, puede observarse tal semejanza en una fotografía de su juventud que Dola tiene en el camarote). El esposo de Dola fue el ingeniero creador de la nave pirata. Pazu por su parte, quiere ser ingeniero y también está fabricando su propio avión. Anécdotas aparte y según cuenta el hermano del propio Miyazaki, su madre era tan valerosa como Dola.


Cuando Sheeta y Pazu pronuncian la palabra “parusu” al final del film (V.O), un sortilegio de destrucción asola buena parte de la isla de Laputa. Una curiosa incongruencia si tenemos en cuenta que la etimología turca de ese término significa paz y armonía.


En EEUU Laputa, el Castillo en el Cielo no fue doblada hasta 1999, siendo distribuida en video cuatro años más tarde, cuando El Viaje de Chihiro recibió el Oscar a la mejor película animada. Hasta entonces, el film sólo había sido mostrado ocasionalmente en distintos festivales de cine y su popularidad se había extendido gracias al boca a boca. Pese a su limitado éxito, la explicación oficial de Disney fue que el retraso se debió a que Studio Ghibli quería evitar pérdidas en el proceso de exportación. Sin embargo, en 2003 la película ya había logrado recuperar su dinero gracias a las ventas nacionales del film en DVD. Eso disparó los rumores de que Disney había invertido en la colección Ghibli con la intención de sabotear su éxito en EEUU.


PERSONAJES:



Sheeta (Lusheeta Toelle Ul Laputa): La clásica heroína de Miyazaki, menos carismática que su precursora Nausicaä, aunque valiente y compasiva. Descendiente de una estirpe real ancestralmente ligada a Laputa y poseedora de un colgante mágico el cual le conducirá hacia sus orígenes no sin antes vivir innumerables aventuras.

Pazu: Joven huérfano minero, amigo inseparable de Sheeta. Noble y avispado, persigue el sueño de su padre, un aviador que pese a encontrar y fotografiar Laputa, murió sin poder confirmar su visión.

Muska (Romuska Palo Ul Laputa): Uno de los pocos personajes de Miyazaki al cual podríamos calificar de auténtico villano, sin más pretensiones que adueñarse de Laputa para ejercer su imperio de dominio y terror sobre el resto del mundo. Desciende también de una estirpe real como la de Sheeta.


Dola y su banda: Madre y líder de los piratas del aire, resuelta y audaz. Representa al prototipo femenino en la filmografía de Miyazaki. Ella y su banda comenzarán siendo simples bandidos y acabarán convirtiéndose en aliados.


Robots laputianos: Guardianes y protectores de Laputa que reconocen la realeza de la portadora de la piedra. Especialmente significativos los mensajes que dos de ellos dejan entrever (uno en la Tierra y el otro en la isla flotante).



Abuelo Pom: Otro de los personajes característicos en la obra de Miyazaki, en este caso el del anciano sabio, mentor de Pazu y conocedor de los secretos que se ocultan tras las piedras voladoras.

Jefe de Pazu: Ejerce de protector del joven huérfano y de Sheeta a posteriori. No duda en enfrentarse a la banda de piratas de Dola con el fin de mantener a salvo a ambos niños.


MORALEJA: 
“No soy optimista sobre lo que nos deparan los próximos cincuenta años porque creo que vamos a enfrentarnos a más tragedias humanas según nos vamos convirtiendo en más estúpidos y haciendo cosas más peligrosas. Cuando pase ese tiempo y hayamos comprobado que efectivamente todo eso ha fallado, tal vez volvamos a intentar hacer las cosas de otro modo, mejor, y todo empiece a funcionar de nuevo”.  (Hayao Miyazaki durante la promoción de El castillo en el cielo)

    - FIN -



Comentarios

  1. Ya lo era en silencio desde hace mucho, pero te dejo constancia de ello aquí: me declaro fan incondicional tuyo :-)

    Un abrazo ^^

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    Respuestas
    1. ¡Gracias, Seij... esto... Álvaro! ;-P Todo un honor viniendo de tu parte ^_^

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  2. Muchísimas gracias por lo escrito es un artículo de lo más completo que he leído del castillo en el cielo.
    Con el fin de ayudar los robots se llaman lambda robots
    Muchos saludos y bendiciones.
    Mucho amor

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